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Nostalgia (II)

En la entrada anterior les hablaba de los recuerdos de mi infancia que se despertaron por una corta visita a la zona 10. En cuanto cerró el restaurante, las visitas a la zona viva cesaron algunos años, al menos hasta que me llegó el turno de realizar las prácticas.


Cosas que quedaron en el pasado
Parte 2 de 2

Mientras iba en el bus hacia la reunión de #twiterasgt vi el edificio del Club Guayacán. Entonces recordé aquellos días de septiembre del 2002, cuando estaba presta a graduarme del diversificado y el edificio aún estaba en construcción. Como estudié Mercadotecnia y Publicidad, hice las prácticas de mercadeo en Banco Uno. Fue en los días en que cambiaron su imagen corporativa y estaban en medio de un sorteo.

Me aburría bastante, a decir verdad, porque ya había descubierto que lo mío no era la mercadotecnia sino la publicidad (en realidad, el Diseño Gráfico) y tampoco había demasiado trabajo que hacer. Pasaba las tardes doblando cartas, armando paquetes de cupones raspables, haciendo de cliente secreto (espía), o viendo por la ventana del escritorio.

Eso, del lado negativo.

Ahora que lo veo en retrospectiva, aquellos días me sirvieron de mucho. Me enseñaron a ir a cualquier lugar en camioneta, a tratar con la gente, a conversar por teléfono con los encargados de atención al cliente.

Recuerdo que entraba a las ocho. Por eso me tenía que levantar muy temprano, arreglarme rápido, caminar varias cuadras para tomar la 82 a las siete de la mañana y dormir una hora extra en el bus. Gracias a Dios nunca me quedé dormida porque no conocía mucho más allá de donde me tenía que bajar.

Mi papá ya tenía un horario normal de trabajo y a la hora que yo salía de la oficina, él podía pasar a recogerme y así por un mes tuvimos la oportunidad de conversar en el camino de regreso. No solíamos cenar, al menos no todos juntos. A veces comíamos algo, si nos daba hambre, pero no era muy a menudo.

Sí recuerdo que, aún cuando nosotras eramos ya mayores, nos acostábamos todos en la cama de mis papás a ver televisión. Son estos pequeños detalles diarios los que a veces extraño, esas pequeñas rutinas como la taza de té de media noche de mi infancia. Aunque ahora tenemos nuevas.

Vi tantos edificios nuevos en el camino, otros que cambiaron, algunos que sólo perdieron su nombre. El rostro de la ciudad cambia día a día, casi al mismo ritmo que lo hace nuestra vida. Siete años y ya me parecía estar en otra ciudad.

Seis años después de aquellas prácticas, el EPS me llevaría de vuelta por aquellos lados (o cerca). Me sentí como en un Deja Vu, solo que mi horario era más libre y no iba tan seguido. Aquello fue toda una experiencia para mí, me hizo ver lo dificil que era mi carrera cuando no tienes el respaldo de una empresa (o la experiencia de ésta) detras de tí.

Hay épocas de mi vida que recuerdo y puedo decir: Esa fue la época en la que estaba escribiendo tal historia. Éstas dos etapas las recuerdo como aquellas en las que tuve que dejar de lado mi oficio de escritora. ¿A qué hora iba a sentarme a escribir? De la primera no recuerdo cual fue la que dejé de escribir, creo que podría tratarse de alguno de los capítulos de mi interminable y querida serie. De la segunda, tengo muy presente que tuve que cortar con el hilo de En la Oscuridad. Menos mal lo hice, porque el giro que eso le dio a la historia la hizo mejor de lo que tenía planeado.

Entre las prácticas y el EPS se dieron otras dos situaciones en las que frecuentaba la zona 10. La primera, la Iglesia. La segunda, el trabajo.

Corría el año 2007 y yo, estudiante ya de la Licenciatura, debía conseguir trabajo. El primero de mi vida que involucrara el diseño gráfico. El año anterior, para lograr el cierre de pensum en el técnico de la carrera, tuve que hacer prácticas (otra vez) y eso significó dejar el pequeño trabajo que tenía en un colegito, dándole clases de computación a los niños.

En el diversificado yo quería estudiar diseño gráfico o magisterio... mis papás se negaron al magisterio y me dejé convencer que Merca y Publi era tan bueno como Diseño Gráfico. Si en las prácticas de Merca descubrí que esa no era mi vocación, en mi trabajo de maestra descubrí que esa tampoco lo era. (Sí me gusta enseñar, pero no tengo tanta paciencia con un monton de niños).

Esa época fue un poco rara para mí. Dejar de estudiar todos los días para ir sólo la noche del viernes y el sábado desde la mañana me dejaba bastante tiempo libre. Además de que llegó el internet a mi vida.

Creo que pasé seis meses conociendo el internet y a principios de ese año descubrí un mundo que me abriría a muchas opciones y oportunidades de crecer y que me animó a convertirme en escritora; mas bien, una escritora que publica su obra.

Mientras tanto, la búsqueda de trabajo seguia. Dos veces tuve entrevistas en oficinas que se ubicaban en la zona 10. De nuevo, el edificio géminis entró en escena y a pesar de que no pude obtener el trabajo ninguna de las dos veces, me dio la oportunidad de volver a aquel lugar de la infancia. En aquellos días, el lugar que alguna vez perteneció a La Tertulia, se convirtió en Tacos Órale, negocio que no pegó.

Regresé allá una vez más, cuando conseguí el trabajo que ahora tengo, a recoger mi carnet de identificación. También por las relaciones laborales, pude conocer el interior del edificio del Club Guayacán, ese que estaban construyendo durante mis prácticas.

Mientras iba en la camioneta, una vez más a visitar el edificio Géminis para encontrarme con la gente que marca otra etapa en mi vida, recordé cuantas veces hice aquel camino, algunas veces con tedio, otras con esperanza y otras con ilusión. Rememoré cada una de las etapas de mi vida, y pensé en cómo todos los días podemos pasar por ciertos lugares que parecen insignificantes, pero no sabemos cómo marcarán nuestra vida, lo que nos recordarán o lo que nos deparará el tiempo.

¿Qué lugares marcan su vida?

2 comentarios:

elultimodepaz dijo...

A mi gusta permanecer dentro de la casa la mayor parte de tiempo posible. No puedo hacerlo mucho porque mis tareas familiares, estudios, negocio y trabajo me obligan a pasar la mayor parte del tiempo fuera.
Pero eso me hizo muy consciente de lo importante que es "vivir la vida", me refiero a conocer lugares, estar en contacto con otras personas, ver como cambia mi entorno.
Me encanta leer, pero la vida sucede cuando levanto los ojos de los libros.
Perdón por el tema, tal vez no viene al caso, pero fue lo que me provocó leer tu post.}
Fue un gran gusto saludarte.
Ojala te podamos conocer mejor en persona.

Maite dijo...

Es dificil encontrar ese equilibrio entre vivir la realidad y la fantasía, permanecer quieto o moverse.
Gracias por comentar y también espero regresar para conocerlos mejor.

 
Maia's Notes | TNB