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Del baúl de cuentos olvidados (I)

Cuando entro en bloqueo me da por leer mis viejos archivos y reírme muchas veces de mi forma de pensar cuando era niña y escribía porque me gustaba leerme.
No sabía escribir bien en aquel entonces. Me sorprende no haber usado el formato script y que aparezcan algunas comas en el texto. Tomen en cuenta que esto lo escribí cerca de los 13 años y sin haber recibido demasiada instrucción... y ríanse un poco. Algo que me parece curioso es que la mayoría de mis archivos indican que fueron creados en el mes de mayo de diferentes años. ¿Será el mes en que más creativa me encuentro?
E5

El espíritu en el espejo

Jenni estaba de visita en casa de su tía, a ella le encantaba visitarla pues tenia un almacén lleno de cosas antiguas que pertenecieron a la abuela de Jenni, ella tenia en su sala un espejo de pared en borde dorado. Su tía le contó cuando era muy pequeña que la abuela de Jenni había encerrado un espíritu en el espejo, pero que esa noche ella desapareció, también le contó que todo espejo necesita a un espíritu sin rumbo para reflejar a las personas, pero algunos encerraban a un espíritu malvado
- ¿Cómo el de la Sala? - Preguntó Jenni y Laura siempre repetía esa historia, también le dijo: “Algún día te enseñare a atrapar un espíritu en un espejo, así como mi madre nos enseñó a tu madre y a mí”.

A Jenni le gustaba ver lo que su tía guardaba en el almacén, encontró un espejo pequeño de la misma forma que el de la sala, pero al entrar la tía, asustó a Jenni y la hizo soltar el espejo y este se rompió en pedazos.
- ¿Estás bien Jenni? - Preguntó
- Si, tía, pero, rompí el espejo.

La tía le dijo que no se preocupara, al entrar en la sala vieron que el espejo grande estaba quebrado. Jenni recordó que la tía le había advertido que si un espejo con un espíritu maligno se quebraba, el espíritu buscaría venganza de quien alguna vez se reflejara en el espejo en el que estaba encerrado. Claro que el espíritu no saldría hasta la media noche de un viernes trece, pero tampoco podían atraparlo antes de esa fecha. Jenni no podía dormir pensando en esto, como a las tres de la mañana vio una sombra que le dejo un paquete en su ventana, este paquete contenía un vidrio para espejo del mismo tamaño al que quebró, pero no tenía a un espíritu, no reflejaba a nadie, solo el entorno, la luna, etc. También había un extraño polvo blanco, y un frasco con atomizador, Jenni volvió inmediatamente a su cama. A la mañana siguiente le mostró el paquete a su tía y esta solo le dijo:
- A llegado la hora de que te enseñe la tradición familiar, sabes, ese espíritu ha estado a cargo de nuestra familia durante generaciones, y ahora es tu turno, ahora tú debes encargarte de él.

Primero preparo todo lo que tenia que hacer, coloco el espejo en su marco, combino el polvo con agua bendita, alcohol y sal, lo puso en el frasco que estaba encantado con un hechizo. Pero lo más difícil era aprender el hechizo sin ningún error.
“A Mec na to, A Mec na to, escucha mi mandato, Co mi er, Co mi er, al espejo debes volver, con el poder de este conjuro, al espejo te sentencio, hasta que te vuelvas puro, estarás en silencio”
Debía decirse sin tartamudear, pues seria fatal.
Jenni al fin se aprendió el hechizo, pero aun debían esperar al Viernes Trece, a la media noche; ese día no tardo en llegar, casi a la media noche Jenni y su tía esperaban en la sala, donde había un reloj antiguo, sonó la primer campanada, la que marcaba el principio de lo que seria una batalla entre el bien y el mal; pronto pasaron dos, tres, cuatro campanadas, parecían ser tan largas como si en cada campanada estuviera toda la vida; al fin llegó la ultima campanada, la campanada decisiva, la campanada que las haría temblar hasta los huesos.
Pronto vieron a una sombra salir del espejo, al verlas, reconoció sus facciones, pues él las había visto pasar millones de veces frente al espejo que le servía de cárcel. Pronto Jenni se apresuro a rociarlo con la mezcla en el atomizador y comenzó el conjuro:
“A Mec na to, A Mec na to, escucha mi mandato, Co mi er, Co mi er, al espejo debes volver, con el poder de este conjuro, al espejo te silencio…”
Un error fatal, Jenni se equivoco en el conjuro, provocando la furia del espíritu, que se abalanzo sobre ella, pero la tía la protegió, sin embargo, el espíritu se posesiono del cuerpo de la tía, Jenni solo pensaba en que ella tenia la culpa.
Estaba demasiado aturdida como para tener miedo, su tía estaba en peligro y ella debía hacer algo. ¿Pero qué?

- ¿Cómo puedo liberar a mi tía? Yo tengo la culpa. – Pensaba Jenni.

En ese momento, en la ventana de la habitación de Jenni, donde se había refugiado del fantasma, la misma sombra de aquella noche obscura en que le fue entregado aquel misterioso paquete apareció. Le parecía haberla visto, quizá de otra vida, de otro sitio, en cualquier lugar. De pronto una imagen surgió de su mente…
- ¿Quién es esta señora Tía?
- Es mi abuela, fue la fundadora de la compañía de espejos decorativos.
- Me gusta el marco en donde está su foto.

"Mi bisabuela" – Pensó Jenni – "No puede ser, pero si ella está muerta".
- Sí, estoy muerta, pero mi espíritu aún tiene que cumplir su obligación.
- ¿Cuál es tu obligación?
- Cuidar ese espejo y el espíritu que lleva dentro.
- ¿Qué debo hacer?
- Rocía a tu tía con el líquido que contiene el atomizador. Eso hará que el espíritu sea inmovilizado, luego, repite el conjuro, esta vez trata de no confundirte, o el espíritu se apoderaría totalmente del cuerpo de mi nieta.
- Solo tengo esta oportunidad.
- Sí.
- Lo intentaré.

Jenni fue a la habitación, allí estaba su tía con el espíritu del espejo.
- Hey, espíritu.

El espíritu se dio la vuelta…
- Deja a mi tía en paz.
- Sabes que puedo matar a tu tía.
- Lo sé, pero tengo algo para ti si la dejas en paz.

El espíritu era curioso, y debía acercarse, en ese momento, Jenni lo roció y lo dejo inmovilizado.
- “A Mec na to, A Mec na to, escucha mi mandato, Co mi er, Co mi er, al espejo debes volver, con el poder de este conjuro, al espejo te sentencio, hasta que te vuelvas puro, estarás en silencio”

El espíritu salió y como si lo atrajera un hoyo negro, se internó en el espejo. Jenni corrió a donde estaba su tía, ella se estaba recuperando, pronto notaron que el cristal del espejo grande estaba restaurado, y que en el pequeño ya se reflejaban sus rostros.
Jenni nunca olvidó esa experiencia, y, al igual que su madre y su tía, continuó con la tradición familiar de la fabrica de espejos antiguos y la captura de espíritus malvados. El espíritu de la bisabuela de Jenni jamás se volvió a aparecer, su tía le decía que ella era la que estaba en el pequeño espejo, y el espíritu en el grande. Después se enteraron que el espíritu en el espejo era el espíritu del padrastro de su abuela.


Nota: Leyendo http://www.olivapress.com/consejos-para-un-escritor me llegaron algunas ideas para este blog, así que habrá más variedad de hoy en adelante.

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